Aunque sea un tema repetitivo que se ha explicado anteriormente, sabemos que las placas solares son el intermediario que hace que la luz solar nos sirva de energía, es decir, transforman la luz del sol en corriente continua. Además, la energía que se genera en un día soleado y no se usa, gracias a la inversión I+D, hoy en día estos excedentes se pueden vender a la red eléctrica o almacenar la energía en baterías solares.
En este blog hablaremos de los diferentes métodos de almacenar la energía, las ventajas que proporciona y cuáles son las tendencias y cambios que se verán en un futuro. ¡Sigue leyendo para saber más sobre el almacenamiento de energía en sistemas solares!
Tipos de Almacenamiento de Energía
En cuanto al almacenamiento de energía existen varios métodos y tecnologías para almacenar la energía en sistemas solares:
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Baterías recargables
Las baterías recargables son dispositivos que almacenan energía; permiten capturar, almacenar y liberar electricidad de manera eficiente. Funcionan mediante la conversión de energía eléctrica en energía química durante la carga y viceversa durante la descarga. En el contexto del almacenamiento de energía, estas baterías desempeñan un papel crucial al permitir la acumulación durante los períodos de baja demanda o alta generación, para su uso posterior cuando la generación solar es baja o inexistente.
Las baterías de iones de litio son una de las tecnologías más comunes utilizadas en sistemas solares debido a su alta densidad de energía, eficiencia y vida útil relativamente larga. El proceso de almacenamiento y liberación de energía en una batería de iones de litio implica la transferencia de iones de litio entre los electrodos positivo (ánodo) y negativo (cátodo) a través de un electrolito.
Su versatilidad y capacidad para proporcionar respaldo de energía confiable hacen que las baterías recargables sean una herramienta fundamental para la transición hacia un sistema energético más sostenible y resiliente.
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Almacenamiento térmico
El almacenamiento térmico es un método que implica la captura y almacenamiento de calor generado por la radiación solar para su uso posterior. En sistemas solares, el almacenamiento térmico se utiliza principalmente en aplicaciones de calefacción y refrigeración, así como en la generación de electricidad mediante plantas solares termosolares. En una planta termosolar, la energía solar se concentra utilizando espejos o lentes para calentar un fluido portador de calor, como aceite térmico o sales fundidas, hasta altas temperaturas. Este calor se almacena en tanques de almacenamiento térmico aislados para utilizarlo después, por ejemplo para generar vapor y hacer funcionar una turbina que produce electricidad. Depende del almacenamiento térmico puede ser de tipo sensible (se basa en el cambio de temperatura del fluido) o de tipo latente (se basa en el cambio de fase del material de almacenamiento).
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Almacenamiento hidroeléctrico
El almacenamiento hidroeléctrico aprovecha la energía potencial del agua almacenada en embalses para generar electricidad cuando se necesita. En sistemas solares, el almacenamiento hidroeléctrico se puede utilizar para complementar la generación solar intermitente y proporcionar una fuente de energía estable y confiable. El proceso implica bombear agua desde un cuerpo de agua inferior (como un río o un embalse) hacia un embalse superior durante períodos de baja demanda y/o alta generación solar. Luego, durante períodos de alta demanda y/o baja generación solar, el agua se libera desde el embalse superior hacia el inferior a través de turbinas hidroeléctricas, generando electricidad. Este proceso de bombeo y generación se repite según sea necesario para equilibrar la oferta y la demanda de electricidad en la red eléctrica. El almacenamiento hidroeléctrico es valorado por su capacidad para proporcionar una capacidad de almacenamiento a gran escala y su capacidad de respuesta rápida a cambios en la demanda de energía.
6 ventajas sobre almacenar la energía en sistemas solares
La integración de almacenamiento de energía ofrece una serie de ventajas significativas, tanto para el consumidor final como para el sistema energético en su conjunto. Algunas de las ventajas clave son:
- Gestión de la demanda: Permite la gestión eficiente de la demanda de energía al almacenar la energía durante los períodos de baja demanda y liberarla durante los picos de demanda o cuando es inexistente, lo que ayuda a equilibrar la carga en la red eléctrica.
- Integración de energías renovables: Facilita la integración de fuentes de energía renovable intermitentes, como la solar y la eólica, al almacenar el exceso de energía generada durante los momentos de alta producción para su uso cuando la generación es baja.
- Reducción de costes: Permite a los usuarios reducir en sus facturas energéticas al aprovechar las tarifas eléctricas variables y almacenar la energía cuando los precios son bajos para su uso cuando son altos.
- Flexibilidad operativa: Mejora la flexibilidad operativa de la red eléctrica al proporcionar capacidad de respuesta rápida y controlable para estabilizar la frecuencia y el voltaje, así como para mitigar los efectos de la variabilidad de la demanda y la generación.
- Reducción de emisiones: Contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero al permitir una mayor penetración de energías renovables y una gestión más eficiente de la energía, lo que ayuda a cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible.
- Incremento de la autonomía: Ofrece una mayor autonomía energética a los usuarios al permitirles generar, almacenar y consumidor su propia energía, reduciendo su dependencia de la red eléctrica convencional.
¿Cuáles son los desafíos y limitaciones de almacenar la energía?
A pesar de sus numerosas ventajas, la integración de almacenamiento de energía en sistemas solares también se enfrenta a desafíos y limitaciones. Entre ellos se incluyen los altos costos iniciales de inversión que, a pesar de resultar rentables a muy corto plazo, implican una inversión inicial considerable especialmente para tecnologías de almacenamiento de energía avanzadas como las baterías de iones de litio. Además, existen limitaciones técnicas relacionadas con la eficiencia, la vida útil y la densidad de energía de las tecnologías de almacenamiento disponibles. También es importante considerar los impactos ambientales asociados con la producción y disposición de los materiales utilizados en estas tecnologías.
Tendencias Futuras y Avances Tecnológicos en almacenamiento de energía
Las tendencias futuras y avances tecnológicos en el almacenamiento de energía están orientados hacia la mejora de la eficiencia de sistemas solares, la reducción de costes y la variedad de opciones para una implementación más versátil y sostenible. Se espera que las investigaciones se centren en el desarrollo de tecnologías de almacenamiento de energía de alta densidad y larga duración, como baterías de estado sólido y sistemas de almacenamiento térmico avanzados.
Además, se prevé una mayor integración de sistemas de almacenamiento distribuido a nivel de red, permitiendo una gestión más eficiente y resiliente de la energía.
Y por último, se escuchará hablar de las comunidades solares. Serán paneles fotovoltaicos en torno a edificios, muchas veces de viviendas y otras de oficinas e industrias. Esta tendencia promueve la energía limpia, la sostenibilidad y la colaboración local.
Así pues, implementar paneles solares en tu vivienda para poder almacenar la energía sobrante y utilizarla en días que la generación sea inexistente aportará varios beneficios a lo largo de los años en tus facturas de energía y contribuirás en el cambio climático aportando tu grano de arena. ¡Contacta con nosotros para saber más!