Skip to main content

La energía solar es una fuente de energía limpia y sostenible. La generación de electricidad a través de paneles solares no produce emisiones directas de gases de efecto invernadero. Y, a la vez, poder generar energía de una forma sostenible nos permite depender menos de los combustibles fósiles. Esto contribuye a la reducción de la quema de carbón y petróleo.

Son muchos los beneficios ambientales de la energía solar. Y hoy nos queremos centrar en explicarte cómo puedes reducir tu huella de carbono con un sistema de autoconsumo solar.

 

La dependencia de las fuentes de energía convencionales

Durante décadas, la generación de energía provenía exclusivamente de la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas natural. Al ser la única fuente de energía, no se planteaba su fuerte impacto ambiental. En cambio, ahora sabemos con certeza que la quema de estos combustibles es muy contaminante. En el proceso se liberan grandes cantidades de dióxido de carbono (co2) y otros contaminantes que contribuyen al cambio climático y a la contaminación del aire.

Pero el problema es que no es sólo la quema de estos combustibles lo que tiene un impacto significativo en el medio ambiente. También nos afectan la extracción de tales combustibles y su transporte, puesto que degradan el suelo, contaminan el agua y destruyen hábitats naturales.

Además, los derrames de petróleo cada vez sorprenden menos y las emisiones de gases contaminantes están a la orden del día. Por si todo esto no fuera suficiente motivo para alejarnos de las fuentes energéticas convencionales, estamos hablando de recursos no renovables ni infinitos. Su explotación continua reduce las reservas y genera preocupaciones en cuanto a la seguridad energética de nuestro planeta.

 

El coste de la transición energética

Los cambios en los precios de los combustibles fósiles afectan al coste de la energía generada y, por supuesto, a la estabilidad económica de los estados pero sobre todo de las familias. Es un coste que asumimos y pagamos todos, incluso los que no son consumidores de energía fósil, ya que también se ven afectados por los impactos negativos que produce la generación de energía a través de este tipo de combustibles.

Cada vez somos más conscientes de cómo la generación de energía fósil afecta a nuestro planeta. Y cada vez está más claro que, lo que antes parecían efectos muy a largo plazo, realmente no nos queda tan lejos. Es por eso que hay una creciente necesidad de realizar una transición hacia fuentes de energía más sostenibles y, sobre todo: 100% renovables. 

Para ello, ha resultado imprescindible invertir en la búsqueda y desarrollo de alternativas más sostenibles, y así ha sido como hemos desarrollado sistemas energéticos solares, eólicos e hidroeléctricos. Bueno, lo cierto es que empezamos a aprovechar la fuerza del viento hace miles de años, cuando ni siquiera se hablaba de efecto invernadero, contaminación o calentamiento global – pero no con el fin de convertirla en energía eléctrica, claro.

 

El desafío: cómo avanzar hacia un futuro energético sostenible

Por un lado, somos conscientes de que hemos dependido de las energías convencionales durante muchos años, y de que hay que buscar una solución más limpia y sostenible para abordar este desafío. Pero, ¿cómo avanzamos hacia un futuro energético más sostenible para nosotros y nuestro planeta?

Será imprescindible adoptar ciertas medidas y cambiar la forma en la que producimos energía pero también cómo la consumimos o la almacenamos. Vamos a ver algunas estrategias que resultarán clave:

  • Acelerando la transición a fuentes renovables
  • Mejorando la eficiencia energética (producción y consumo)
  • Fomentando la movilidad sostenible
  • Invirtiendo en investigación y desarrollo
  • Implementando políticas que promuevan la eficiencia
  • Colaborando a nivel internacional
  • Y, por supuesto, promoviendo la educación y conciencia pública

 

Principales tipos de energía fósil

Es muy común pensar que, cuando hablamos de las fuentes de energía convencionales o tradicionales, nos referimos exclusivamente a la quema de carbón o petróleo, pero no es así. El gas natural tiene un nombre un poco engañoso porque, aunque pueda ser una fuente de energía más limpia que el petróleo, sigue teniendo impactos ambientales negativos.

Vamos a repasar los principales tipos de energía fósil para que estés preparado la próxima vez que salga el tema.

Carbón:

Una fuente de energía fósil que se forma a partir de materia vegetal que se acumula y descompone (en condiciones geológicas específicas durante millones de años). Se suele extraer de minas y es el combustible fósil más antiguo que conocemos. Históricamente empleado para calentar y cocinar, su uso se intensificó en el siglo XIX con el surgimiento de la mina de carbón. Si bien es uno de los combustibles fósiles más antiguos, también es uno de los más contaminantes en cuanto a emisiones de dióxido de carbono.

Petróleo o crudo

Apesar de existir en el planeta durante millones de años, su descubrimiento y explotación se concentraron en el siglo XIX. La primera perforación tuvo lugar en 1859 en EEUU, momento que marcó el inicio de la era del petróleo y a la mayor dependencia energética jamás conocida por el ser humano. El petróleo sustituyó el famoso aceite de ballena, que se usaba para iluminación y que era una fuente muy escasa y difícil de conseguir. Si bien el petróleo se ha extraído desde siempre de yacimientos convencionales, en los últimos años ha ganado importancia la extracción de petróleo de esquisto o de arenas bituminosas, que veremos a continuación.

Gas Natural:

Esta fuente de combustible fósil está compuesta principalmente por metano, aunque también contiene pequeñas cantidades de otros gases. Es una de las fuentes de energía más usadas en todo el mundo, con diversas aplicaciones en sectores como transporte, calefacción o generación de electricidad. El gas se extrae de pozos en yacimientos subterráneos y se transporta a través de tuberías en forma líquida para facilitar su transporte (gas natural licuado o GNL).

Esquisto Bituminoso:

Probablemente la energía fósil más desconocida, el esquisto o lutita bituminosa es una roca sedimentaria que se encuentra dispersa en pequeñas partículas (y no en grandes depósitos como el petróleo). Está formada por materia orgánica, principalmente algas microscópicas y restos de plantas. Se puede procesar para obtener petróleo y de hecho es actualmente una de las formas más comunes de obtenerlo. Esto permite extraer petróleo de las formaciones de esquisto a través de la fracturación hidráulica (tracking).

Arena Bituminosa:

Se trata de otra fuente no convencional de petróleo, que requiere de minería a cielo abierto para ser obtenida y poder liberar el bitumen. Es decir, no se excava de forma subterránea sino que se crea una gran excavación abierta al cielo.

Conclusión

La transición energética hacia fuentes más sostenibles es ineludible. Si bien antes era un privilegio poder invertir en investigación y desarrollo de prácticas más limpias, ya hemos avanzado a la siguiente etapa: el cambio es urgente. Para lograr una transición efectiva hay que centrarse en la eficiencia energética, diversificar las fuentes y cambiar la forma en la que consumimos y almacenamos la energía generada. Todo esto dará lugar a una sociedad más consciente y resiliente.

Sí, es necesario reflexionar sobre la huella ambiental negativa de prácticas como la extracción de petróleo o la minería a cielo abierto. Pero lo cierto es que es igual de necesario mirar hacia el futuro con esperanza y optimismo.

La energía solar representa una solución clave para reducir nuestra dependencia de fuentes de energía convencionales y no sostenibles como las que hemos visto en este artículo. Aprovechar el potencial de la energía solar nos permitirá mitigar los impactos ambientales y lograr una transición efectiva. Para empezar, infórmate sobre los tipos de paneles solares que existen y descubre cómo aumentar la eficiencia de tu sistema de autoconsumo.

Para forjar un camino donde la energía solar y otras fuentes renovables son pilares fundamentales. Viajemos juntos hacia un futuro más sostenible donde los sistemas de autoconsumo solar brillen como símbolo de cambio positivo.